sábado, 1 de junio de 2013

Saramago vs Iglesia católica.

Todos aquellos que hemos nacido en una familia católica, sabemos la importancia que tiene la vida de Jesús en la conciencia moral de nuestros padres. Sabemos del impacto ético que tienen las acciones de Cristo en el proceder de nuestros padres para criarnos. Al menos  en mi caso, desde que tengo memoria, mis padres me han puesto de ejemplo en diversas ocasiones los modos de actuar de Cristo para que yo lo tomara como un ejemplo para el proceder de mis acciones en la vida.

Pero muy a pesar de esto, no me considero un tipo católico. Sí creo en la idea de un ser superior a todos nosotros, pero no creo en la idea que la biblia nos vende y por esto es que este libro me pareció una maravilla.

Saramago con este libro, deja de lado la impecabilidad de Cristo y expone su lado más terrenal. Expone a Cristo como personaje de literatura, pone a prueba al mito como ser humano y lo involucra como amigo, amante, hijo, etc. 

Saramago nos narra en diversas ocasiones a un Cristo víctima de los impulsos de sus propios sentimientos, dejándolo desnudo y rompiendo con toda la imagen de perfección que la biblia le otorga con tanto empeño.

También me pareció que el objetivo de Saramago no es evidenciar a Cristo, más bien creo que el objetivo principal es hacerle manita de puerco a la iglesia católica.

En este libro Saramago despedaza la parte teológica de Cristo y nos da su interpretación  de la vida de este hombre, con un margen muy riesgoso entre lo sagrado y lo humano.

Me gusta que Saramago nos haya expuesto al Jesús desconcertado, al Jesús que como cualquier mortal, busca el sentido a su vida, encontrando la respuesta  en Dios, que le explica que a través de su dolor y muerte, el mundo lavará la suciedad de todos los pecados cometidos y encontrará la salvación.

Saramago me hizo caer en la cuenta de dos cosas; que Dios está totalmente apartado de la vida de los seres humanos, dejando que cada quien haga lo que se le reviente en gana a través del libre albedrio. Y en la parte en la que Dios, como un titiritero, guía y hace de la vida de cada persona lo que su santa voluntad tiene a bien realizar.

Es un libro que vale la pena leer, es entretenido y deja muy en claro que Saramago es un tipo que tiene mucha elocuencia al escribir aunque por momentos, deja en evidencia un trauma muy afilado respecto a la religión, pero de eso hablaremos otro día.

Y como conclusión les dejó una frase para reflexionar… “No necesitas la biblia para justificar el amor, pero no se ha inventado herramienta más útil para justificar el odio”. (R.A. Weatherwat)