Odisea – Homero
Penélope y sus pretendientes |
Al leer el libro lo primero que llamó mi atención fueron las
palabras que mencionan a Penélope, se le describe siempre en un estado de
depresión y angustia por no tener noticias de su amado Ulises después de haber
partido a la Guerra de Troya, sin saber si aún vive o si su destino habría
terminado en manos de la Ker, lejos de su tierra, cargaba con el pesar de
mantener a los pretendientes en su morada, que abusando de su poder y de las promesas
hechas por ella de casarse con alguno de ellos, encabezados por Antínoo se aprovechaban
de todos los beneficios de su hogar, acabando con el patrimonio de Telémaco, su
hijo, el que aún tiene la esperanza de que su padre, el rey de Ítaca, siga
vivo, el mismo que se dirige en búsqueda de su padre gracias a la iluminación
que Atenea le provee.
Telémaco con Méntor |
Al igual que Telémaco, un personaje que me conmovió mucho
fue el de Atenea, la de los ojos claros, al leer sobre ella me gustaba pensarla
como la protectora de Ulises, y creo que lo era, siempre abogando por el ante
el poderoso Zeus, además de que en el libro siempre lo alienta y lo llena de
valentía en cada lucha en la que participa Ulises, como la que tuvo con Escila y Caribdis,
esta bestia que devoraba y quemaba con su agua hirviendo a todo aquel que
pasara por sus mares, entonces Ulises tuvo que decidir entre sacrificar a unos
cuantos de sus marineros o decidir si todos morirían tratando evitar a esta
bestia.
Tengo que admitir que esperaba con ansias el momento en que
Ulises llegara a su hogar y tomara venganza en contra de aquellos que
profanaban su morada, pero las páginas del libro me atraparon en el momento en
que uno de sus sirvientes más fieles le ayuda sin saber quién es, recibiéndolo
en su hogar, propiciando a que se reúna con su hijo Telémaco. Y cuando por fin
Ulises entra en su palacio como vagabundo y les llama perras a sus sirvientas admitiré
que fue sorprendente, y más aún el momento en que comienza a tomar venganza en
contra de aquellos que querían matar a su hijo y tomar posesión de Penélope y
todos sus bienes.
Muy bien, Fernanda. Ahora falta que los demás se animen y te lean...
ResponderEliminarCariños