domingo, 9 de julio de 2017

Reporte: Guerra en el Paraíso, Carlos Montemayor

En esta obra, Carlos Montemayor relata a manera de crónica, los sucesos ocurridos
Carlos Montemayor
en la Guerrilla de Lucio Cabañas, en el pueblo de Atoyac de Álvarez, Guerrero. Dicho contenido abarca los acontecimientos más importantes de noviembre de 1971  a septiembre de 1976, y ocurridos en diferentes lugares, que abarcan principalmente situaciones  del gobierno y ejército de Acapulco de Juárez y Atoyac de Álvarez, así como la sierra cafetalera de este pueblo. El estilo en que el autor redacta este libro implica brincar de escena en escena, dentro del mismo contexto, de esta manera, logra cubrir las más pertinentes perspectivas; la del ejército, cuyos genocidios podrían empatar al PRI en materia de irracionalidad y difusión de versiones egocéntricas y deformes de la realidad, lo cual pareciera ser ya su tradición, la del pueblo que está y el que no está a favor de Lucio, por momentos podemos también entender la perspectiva de los políticos, los narcos, los niños, los jóvenes, que tantas veces fueron maltratados al ser acusados, sin fundamento alguno, de ser miembros del movimiento de Lucio.
Genaro Vázquez
La trama nos permite, inicialmente, enterarnos de la situación previa a Lucio, cuando Genaro Vázquez realizaba polémicas hazañas, y posteriormente caería muerto misteriosamente. Esto es, desde luego, un antecedente impactante. Poco a poco, Lucio, quien era un maestro en la escuela primaria de Atoyac, y había estudiado en la Normal de Ayotzinapa, se involucra más profundamente en la búsqueda de la justicia, funda y se relaciona con grupos de ideologías comunistas y/o de ayuda para los campesinos y la gente pobre de las sierras. Es menester mencionar que a) A diferencia de Lucio Cabañas, Genaro Vázquez defendía y empleaba el término “pobrismo” para referirse a sus intenciones, b) Lucio planeaba unificarse con las sierras de México, y entonces abatir al gobierno opresor. Sin embargo, aunque las cosas parecen ir bien, todo se vuelve lentamente más tenso cada día, y la factibilidad con la que el movimiento contaba va desvaneciéndose desde el secuestro de Chico Pérez, importante ganadero de Tecpan de Galeana, quien ofreció más dinero para no ser asesinado, pero cuya hija idea el plan de no dar dinero de rescate con el fin de que Lucio y su grupo se dieran cuenta de que a esa familia “había que tratársele diferente”. Mientras unos argumentaban que era mejor aceptar el dinero, otros creían que, al ser el primer secuestro que realizaban, sería aún más contundente que le quitaran la vida a Chico. Un segundo grupo se separa, pues el haber matado a alguien del pueblo impactó dentro y fuera del grupo, mucha gente prefiere finalmente apoyar al ganadero que a Lucio. 
Lucio Cabañas 
Tiempo después, Figueroa, candidato a la gubernatura, busca contactar a Lucio y, tras acordar que él subiría al pueblo, este lo retiene en a sierra, pidiendo a cambio de su libertad que ciertos presos fueran liberados. Por esta y otras razones, se le autoriza al ejército ejecutar una persecución alarmante y sangrienta, a tal grado de llegar los soldados a un pueblo, recopilar jóvenes varones y ejecutarlos a todos tras no obtener respuesta a preguntas como “¿quién de ustedes alimenta o encubre a Lucio Cabañas?”… Cuando Figueroa salió en libertad, declaró haber sido torturado durante su estancia con Lucio. Esto, desde luego, puede descartarse de toda credibilidad para aquellos que hayan leído las escenas de este libro.
Figueroa al centro, con miembros del movimiento guerrillero
Es increíble sutileza con la que puede expresarse y describirse un impacto de una bala al entrar al cuerpo de toda la gente que se menciona en el libro; gente buena, mala, y también gente que ni hablaba ni escribía, ni sabía su nombre ni mucho menos el de Lucio. Así mismo, la frase que hasta hoy me hace pensar, es la que Lucio dice a los soldados más jóvenes, los que aún eran jovencitos y de rasgos negroides, al tenerlos bajo la mira, a punto de disparar en la Sierra: “Sólo imagínense que este es el mismo monte, de donde ustedes vienen, con este que estamos tratando de ayudar”.
Las decisiones y opiniones no concuerdan dentro del grupo, y desde el secuestro de Figueroa, el gobierno no cesa su entrometimiento en la Sierra, acorralando por completo a la matriz del grupo, su pesar aún de que este ya tenía bien formadas relaciones que se extendían por todo el país. Es triste ver, sin embargo, cómo la lucha de causas deteriora su principal esencia y termina surgiendo otro problema explosivo para todos: el narcotráfico.
A pesar de que los comunicados de prensa siempre dijeron que Genaro y Lucio no tuvieron nunca apoyo de nadie, la Guerrilla de Atoyac de Álvarez es un emblema hoy,
y los nombres de los rebeldes se descansan como pilares de la identidad del pueblo. 


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